La novela nos muestra la violencia de una sociedad que no respeta la dignidad de la vida, ni la vida misma de sus habitantes, quienes como transeúntes pueden encontrar la muerte de una manera accidental en cualquier esquina.
Se trata de un encuentro fortuito entre dos jóvenes que se conocen y enamoran para elaborar una trama que trasciende las convenciones figuradas de una historia de amor cortés.
Los principales personajes son Lucero y Otto, quienes plantean otros asuntos más trascendentes con una identificación o búsqueda «cómplice», aliados en las dificultades que han enfrentado en la vida. Dificultades que son presentidas por ambos personajes y apenas esbozadas en la narración, porque al principio se ocultan sus tragedias personales.
Lucero y Otto provienen de estratos sociales diferentes y representan el punto de partida para ejercer la denuncia social del patriarcado, el abuso infantil, el maltrato a la mujer y la «naturalización» de su condición sumisa ante el macho «proveedor», con el alto precio de humillación y desarraigo.
La novela tiene un estilo con signos de naturalismo literario, obviamente con una trascendencia del modelo decimonónico, y ajustado a los cambios históricos y sociales de los nuevos tiempos.
Los episodios de la novela están en perfecto acuerdo con el ritmo narrativo, con la disciplina, la constancia y, sobre todo, la pasión por comunicar un retrato de la sociedad actual latinoamericana.